




Antes de volver a la casita en Colonia, a reencontrarme con Lukas, fui a la Primera Comunión de su sobrina María José. Estaba lindísima, sus padres muy orgullosos igual que sus abuelos, y toda la familia. Lo heróico del pequeño viaje fue recorrer los 14 kilómetros de una de las vías más abandonadas de uno de los pueblos paradógicamente más prósperos de los alrededores de Bogotá. Como recompensa tuvimos un (medio)día soleado.
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